miércoles, 7 de noviembre de 2007

Retornan a Bolivia migrantes triunfadores y fracasados

Esto lo copie textual del reporte PGnet Nro 225, porque me parece algo que merece la pena ser compartido, creo que no necesita mas palabras ni introducción, las experiencias de nuestros compatriotas y del entrevistador lo dicen todo.

Triunfadores, fracasados, esperanzados o derrotados, vitales o enfermos, miles de bolivianos retornan al país por un tiempo o definitivamente, luego de su incursión por Europa, tras vivir ilusiones y pesadillas. Cambas, collas, chapacos y de otras regiones, ocuparon el avión de Aerosur el miércoles 17 de octubre, para volver a un país pleno de conflictos sociales, pero donde están sus raíces y sus familias.

Gente que durante años vivió bajo la presión de los documentos de residencia, varios de ellos “sin papeles”, en el espacio aéreo se sintió en libertad para dialogar con el vecino o con este corresponsal, para contar su rica experiencia migratoria.

La mayoría venía de España, donde hay más de 350 mil bolivianos. Más allá de lo que decían, era gracioso escuchar la mezcla del acento español con palabras o modismos, aymaras, quechuas u orientales, que también heredaron a sus hijos pequeños.

Doce horas de vuelo sirven mucho para dialogar, reír y llorar con gente que pidió no ser identificada. Al llegar a Santa Cruz, hubo un aplauso no solo por la buena maniobra del piloto, sino un suspiro por estar en la patria horas antes tan lejana.

El concepto de triunfador y fracasado es muy relativo. ¿Es triunfador el que gana mucho dinero, se queda en España y se olvida de su familia? ¿Es fracasado el que deja la comodidad para no separarse jamás de su pareja e hijos o de su pueblo en crisis? El debate se abre.

Ximena: (27 años, Sucre) Estoy embarazada de siete meses y retorno para que mi hijo nazca y se quede con mis padres. Ya tengo papeles, al igual que mi esposo, pero es muy difícil tener bebés en España porque hay que dejar de trabajar o contratar una niñera. Mi salario sería solo para pagarle a ella y no vale la pena abandonar a mi bebé.

Gustavo: (24, Cbba.) Vivo cuatro años en Europa y quiero casarme con mi novia. He venido a pedir la mano de sus padres y que su familia me conozca. No creo que me rechacen porque soy muy trabajador y gano bien. Además, ya tengo un hijo con ella.

Susana (39, Tarija): Vivo seis años en Valencia. He ganado dinero suficiente con mucho esfuerzo. Mi economía está bien, pero por la dureza de los trabajos tengo problemas en la columna y me han operado tres veces.

Mario (42, SC): Me fue muy mal y, después de ocho meses, vuelvo derrotado. He cuidado a un par de ancianos que despertaban a las seis de la mañana y dormían a la medianoche, pero se despertaban en cualquier momento. Me pagaban mal y me gritaban. Soy profesional y no pude aguantar esas cosas. Prefiero estar con mi familia, pobre pero contento.

Patricia (29, SC): A mí me fue bien. Viajé a España escapando de mi marido que me golpeaba y en dos años he olvidado eso. La familia con que trabajo me trata bien y ahora voy a recoger mi contrato y haré lo posible por llevar a mis dos hijos. Gracias a Europa porque ahora puedo vivir una segunda vida y hasta pienso casarme de nuevo.

Esteban (33, Cbba.): Vuelvo a Bolivia después de cinco años. No sé si volveré a España porque tengo miedo de perder el amor de mi esposa y de mis hijos. Reconozco que he sido infiel y sé que también ella tiene varios pretendientes. Soy albañil en España y en Bolivia nunca podría ganar un salario mensual como el que tengo. Tengo que escoger entre mi familia y el dinero…

Verónica (25, LP): En Bolivia soy economista. Mi familia tenía empleada doméstica. Yo fui a estudiar a España, pero no me convalidaron mis títulos. He trabajado como “interna” y fui maltratada como mi familia y yo lo hicimos con nuestra sirvienta. Mis jefes ni siquiera me dejaban tener un novio y apenas tenía un día libre a la semana. He aprendido que todos merecemos respeto y consideración.

Pedro (22, Potosí): Como no tengo papeles, en dos ocasiones fui detenido y tengo una inminente orden de expulsión, que implicaría no volver a Europa en muchos años. Siempre fui honesto y para mí es un trauma ver policías y esconderme. Vuelvo a mi casa, donde podré caminar y hablar con libertad.

Sofía (26, Beni): Vuelvo decepcionada. Una prima que venía al Beni me invitó a ir allá a trabajar para enviar dinero a mis cuatro hijos. Ella me tuvo en su casa tres semanas y luego me echó porque no tenía dinero para el alquiler y estaba celosa de lo que me miraba su esposo. Estuve a punto de caer en la prostitución, pero gente de la iglesia me apoyó moral y materialmente.

Pablo (14, LP): Volví a ver a mi madre después de cuatro años. Fue un cambio grande, porque el dinero que ella me enviaba me servia para invitar a mis amigos. Ahora ella trabaja el doble, pero el dinero no alcanza. Yo estoy en el colegio y quiero trabajar, pero aquí las leyes no lo permiten. Extraño a mi padre y no me gusta que mi familia esté dividida.

Guadalupe (47, Oruro): Estuve en España de visita a mi hija, casada con un español. Me he dado cuenta que muchos de los compatriotas quieren volver al país, aunque les vaya bien ahora, pero no lo hacen por la mala situación del país, la inseguridad y los conflictos regionales.

Con el dolor del alma, muchos se quedarán en Europa hasta que las cosas cambien en su patria, Bolivia.

¡BUENOS DIAS!

Edwin Pérez Uberhuaga
Director de la revista Raíz Bolivia en España
Miembro del Grupo PGnet
uberhuaga@walla.com

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